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La caza consiste en buscar a las aves, fieras y otros animales para matarlos y cogerlos, de forma preferente las perdices, conejos, liebres, jabalíes, zorros, lobos, al menos en el medio de Rubillón, hasta la 2ª mitad del siglo pasado. Hoy día, estas especies prácticamente han desaparecido en nuestro medio, por diversas circunstancias.
       

Cazador de Rubillón: M. Cendón 1950

Cazador 1

Cazador 2

Cazador 3

       
La caza nace con el hombre, necesariamente como defensa frente al animal y como posibilidad de alimento. Desde la prehistoria, el arte y la arqueología muestran signos de esta actividad. Egipcios, asirios y persas se dedicaban a la caza, no solo como fuente de alimento, sino como un verdadero deporte y nos han dejado reflejado su arte en diversos tipos de caza. También los griegos y los romanos la tomaron como una diversión, cazando en parques con fieras semidomesticadas.. En la Edad Media se cultivó la caza como una actividad noble y cortesana. A finales del siglo XVI, al inventarse los perdigones, fueron aplicados éstos a la caza y se inició el uso de la escopeta en este deporte.
     

Conejo

Conejo corriendo

Conejo casero

Liebre

       
Se distinguen varios géneros de caza, según el animal que se desee cazar y el sistema de levantar y perseguir la presa. La caza de tiro con perro, consiste en buscar y acosar al animal hasta que quede "a tiro" de la escopeta del cazador, o sencillamente buscarlo, hacerlo levantar y disparar seguidamente.
     

Perdíz

Jabalí

Zorro

 

La caza en Rubillón hasta los años 50, estuvo limitada a estos 4 o 5 animales que presentamos, es decir, al conejo con preferencia, a la liebre, a la perdíz y raramente al jabalí, zorro y lobo.


Mi abuelo Cendón Ogando, era casi el único cazador equipado con los elementos y el tiempo necesario para una cacería con tiro de escopeta. Disponía de un caballo blanco, de su perra "linda" blanca, de la mejor escopeta de dos tiros, con los cartuchos correspondientes que el mismo preparaba, como también conocía lo sitios por donde merodeaban los animales para buscar comida y por eso no era dificil que comiésemos 2 o 3 conejos a la semana.


Cuando yo tenía 8 años, el abuelo me invitaba con frecuencia a acompañarlo a matar un "coello", en una robleda situada a 300 m. de la vivienda de Os Lameiros y de pronto sentí un tiro y me dijo: ¡vai coller ese coello!. Mi padre, Avelino Iglesias, por el contrario, solo iba a cazar liebres tras varios días de nieve para seguir el rastro y hay que reconocer que con "acierto"·. Lamentablemente en aquella época otros hombres de Rubillón no cazaban por falta de interés, sino porque durante el período de las guerras y postguerras, todo el tiempo era necesario para trabajar y conseguir una economía de subsistencia.