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En Rubillón, dentro de su pequeña industria tradicional y artesanal, merece destacar el desarrollo del tejido de los juncos, una planta que abunda por el clima y los humedales de Rubillón, una materia prima para realizar los trajes de protección de la lluvia y del frío, sobre todo durante el invierno, puesto que en las aldeas todavía se desconocían los impermeables.

Rubillón contaba con grandes extensiones de “As xungueiras”, principalmente en las tierras de “Regueiro”, “Rosio” y “Naval”, planta imprescindible para hacer “carapuchos, corozas y polainas”. También hay carapuchos grandes que se utilizan sin la coroza, con preferencia la mujer y polainas montadas que cubren los muslos, que no son de uso habitual.

     
Dentro de los materiales textiles, encontramos a lo largo de los tiempos, las fibras obtenidas del pelo, del mimbre (vimbio), la retama (xesta), la seda, el algodón, entre otros muchos, además de los que citaremos a continuación, por su vinculación con la industria textil familiar de Rubillón.
 

Coroza Carapucho-Polainas

 
Uno de los pocos oficios practicados en Rubillón, como complemento de la agricultura y de la ganadería, fué el practicado en la casa llamada "As tecedeiras", que todavía en mi infancia trabajaban con el lino, cuya siembra desconozco. Este oficio se simultaneaba con la lana de las cabras y ovejas, por tener una confección similar a la del lino y sobre todo el Junco
     

El Junco es una planta brava y salvaje, sin embargo es de gran calidad y requiere un trato delicado y cuidados. Debe tener un alto nivel de humedad, sin rodearse de malas hierbas.


En el mes de julio, el junco como ya tiene un desarrollo completo, se recoge y se seleccionan los mejores. Después se “malla” para que pierda su dureza y se haga flexible, mediante un mazo de madera de tronco ancho con un mango. Después se lleva a un tendal para secarlo durante 10 o 15 días, tiempo que tarda en secar, pasando del color verde a blanco.


Una vez seco, el junco se recoge en haces o “mollos” con dos “atillos” y se guarda en el “fayado” hasta el mes de septiembre u octubre, que es cuando las mujeres, bien en sus propias casas, o juntándose en “corrillos”, inician la confección de las corozas.

 
También se usaba como fibra textil el junco para la confección de las "Corozas" y sus complementos y casi podríamos decir con orgullo que Rubillón fué la capital de la industria crocera, porque se confeccionaban muchos cientos de artículos o piezas, durante las noches de otoño e invierno, que servían, no solo, para el autoconsumo familiar y de la comarca, sino que se vendían en la feria de Doade para gran parte de Galicia, incluso llegaban a Asturias y a León
 

Coroza-Carapucho-Polainas

 
Aparte del lino, la lana y el algodón, como materia prima en los últimos tiempos en Galicia, utilizados para la confección de vestidos, que se necesitan "fiar y tejer", hay un tejido propio de la comarca de Rubillón, cuya materia prima es el junco, para confeccionar unas prendas de vestir, como son la coroza, el carapucho y las polainas, que sirven para proteger de la lluvia y del frio a la vez, durante el invierno, para un mejor desarrollo de las labores del campo.
     

El junco nace y crece espontáneamente en algunos humedales o "lameiros" en donde abunda el agua. En Rubillón esta área se localiza principalmente en "A Xungueira", recibe el agua abundante y permanente de "A Fonte do Toxo", el manantial mas importante de Rubillón, que nace del fondo de la finca de "A Fonte" en "A Palleira". Se recoge (siega) durante el verano y se lleva a casa en forma de haces o "mollos", donde se extiente para el secado.


Cuando esté bien seco, se maza igual que el lino, hasta que la punta del junco queda deshilachada. se recogen uno a uno por la base, que sirven para entretejer y preparar cuerdas.

 

La Coroza se utilizaba para cubrir los hombros, equivalente a un clásico abrigo, que se ata al cuello con dos cuerdas o "barazas". Se complementa con el carapucho para cubrir la cabeza y las polainas para las piernas.


Como se decía antes, sirven para la protección de la lluvia y del frio, pero su única dificulad, es que aumentan de peso a medida que se van mojando y cuando está seca arde facilmente.


En aquella época se usaban los zuecos de madera y cuero, que le aislaban del frio y sobre todo del agua, tan abundante en los prados y caminos durante el invierno, mejor que las botas clásicas, por el aislamiento del suelo. También las hacían los zoqueros de Rubillón

 
El junco seco y en haces o mollos con dos atillos se guarda hasta septiembre u octubre, que es cuando se empieza a trabajar con él. Una vez hecha la coroza o el carapucho se peina bien para venderla en la feria de Doade, siendo preferidas las de Rubillón.
     
Las Corozas, podrían tener una estructura de 6 o 7 vías y de 5 para los niños. Una coroza normal llevaba 5 o 7 “longas”, que representa la estatura media de una persona y de 15 a 20 vías “curtas”, que iban desde la mano al pecho. Una vez hecha la coroza se peinaba, bien para uso personal o para venderla en la feria de Doade para toda Galicia, León o Asturias principalmente.
     
Había muchas familias que durante las noches de otoño e invieno hacían una media de 100 a 150 corozas al año. El precio de una coroza en 1940 era de 5 pts., pero siempre con una subida progresiva marcada por el propio comprador.

Coroza-Carapucho

Polaina

Creo que debo destacar, que aunque estos trajes de juncos se hacían en casi todos los pueblos vecinos, pero las de Rubillón se consideraban como las de mayor prestigio de la Comarca, sobre todo en la feria de Doade, por sus acabados, sus peinados.Se podía considerar a Rubillón como "Capital de la Comarca Crocera"

 

Coroza y complementos de junco

Presentación del traje

Carapucho coroza

Carapucho y corroza. Vista trasera

     
Personalmente, aun recuerdo el estreno de mi primer traje de juncos, con coroza, carapucho y polainas, cuando tenía unos ocho años. Un día de lluvia, un atardecer, a mis ocho años, salí de la casa de mi abuelo M. Cendón en los Lameiros, para esperar sentado encima de un muro, frente a la casa de la “tía Ana Merelles", las cabras y las ovejas que regresaban con el pastor vecinal de turno, del monte del Suido, como todos los días. Fue uno de los días mas felices de mi niñez.
     
Esta industria artesanal nacida en Rubillón empezó a desaparecer con la apertura de las minas de estaño en “Valiño” a finales de la década de los 40 y poco mas tarde por la emigración a México. Este trabajo fué durante muchos años muy importante y hermoso para los habitantes de Rbillón.

Traje completo

Se trata de un oficio tradicional y una sabiduría, que quizás por el resurgir económico de este pueblo fue desapareciendo progresivamente. Solo viven unas pocas mujeres que recuerdan su práctica, pero que hoy día no la realizan, ni siquiera hay quien transmita los conocimientos de estas pequeñas obras de arte.
     

Coroa y carapucho en la feria

Coroza. Su estructura

Coroza de Rubillón

Zuecos como complemento

     

Como croceras destacadas de Rubillón, merecen ser recordadas a las Sras. o "Tías", como se le llamaban con el mayor respeto y cariñosamente a las mujeres, que lamentablemente hoy ya no están entre nosotros, como: La tía Ana Merelles, Maria Amaro, María Barros, María Justo y Amelia Cendón, María Montes, Soledad Montes, Purificación, etc.


Nuestro reconocimiento y homenaje a todas las mujeres, que se han dedicado durante las noches de otoño e invierno, a la confección de estas pequeñas "obras de arte".